domingo, 30 de agosto de 2009

Memorias del Ilustre Dr. I. Lustre (VII): Del dia en que desperte adulto para acostarme siendo niño


Disfrutar la infancia es algo maravilloso, sobretodo cuando se disfruta a los 21 años. Un día despiertas, adulto y fuerte, cumpliendo con lo acordado y te acuestas en la infancia tras haber quemado el guión, me explico.
Los años de espera habían dado sus frutos, los cuales devoré trágicamente. Como es de esperar fui a demostrar mi hombría, a cumplir con los bailes rituales de mi tribu alrededor de una hoguera de neón, pero la sorpresa vino cuando regurgitados y expulsados los frutos de mi madurez, surgieron entre luces a todo volumen y cantos celestiales de alto voltaje mis antiguas neuronas, creadoras incansables de la realidad imaginada y destructoras impasibles de fronteras falsas. Sin más, disfrutar de un abrazo desinteresado de una joven hermosa recién conocida en la noche del mandril, no resultaba algo extraño ni picarón, sino dulce, pacificador e inexplicablemente azul. Y así volviendo por los aires con los brazos cruzados de felicidad contenida un Ilustre doctor deja de pensar para citar a otro mas grande. Y es que como dijo alguien sabio unas lineas más arriba, disfrutar la infancia es algo maravilloso, y más cuando se goza a los 21 años.