viernes, 21 de mayo de 2010

Memorias del Ilustre Dr. I. Lustre (IX): Esperando a Darwin o El gato muerto que no quería morir.


El enigmático andar del tiempo me había llevado a un desfiladero extraño que, cual pasarela pirata me encerraba entre Hielo hirviendo a mi derecha y Lava congelada a mi izquierda, lo cual no me dejaba más que dos opciones, volver atrás, lo cual era impensable o ir hacia la oscuridad de delante, lo cual era poco alagüeño. Como hombre de recursos infinitos, eche mano de mi ultima opción, saltar una y otra vez hasta que la evolución me obsequiara con alas. Tristemente tras esperar unos cuantos cientos de milenios llegue a la conclusión de que la capacidad de volar estaba agotada en las tiendas Darwin, quien sabe, quizás como con las demás cosas con fama volar estaba sobrevalorado, así que hice lo que antes no me había atrevido a hacer, encender la antorcha y tirar hacia delante.
La ironía está en que unos pocos pasos después (entre 6x=28k/3 y dos) encontré una vieja puerta con un mensaje escrito en ella, estaba dirigido hacia mi de parte de un tal Destino Rodriguez, el mensaje citaba:
"He tenido que salir un momento, no creo que pueda volver hasta que no me necesites, te he dejado las sobras en la nevera, junto a la vía láctea occidental.
PD: da de comer a mi gato después de que este muera, no quiero que se mal acostumbre.
Cordialmente Don. D. Rodriguez"

-¡¡Lo que faltaba!!-pensé- ahora me mandan buscar lo inexistente.
Por suerte gané la compañía del gato muerto que no quería morir, cuyas delicadas y hábiles orbitaciones a mi alrededor me subían el animo, al menos algo es algo.