miércoles, 26 de enero de 2011

Memorias del Ilustre Dr. I. Lustre (X): Soñando con diafragmas o Reflexiones de la casquería.


Para cuando desperté de la pesadilla ya era demasiado tarde para desayunar, no pude avisar al sol con lo que este se tomó el día libre, para colmo una huelga de gallos me dejo sin despertador de forma indefinida... ¡Tremendo pitote! El bucle, que no sabia como, pero que yo había comenzado, resultaba inspiradoramente demoledor para mis huesos, inspiración que no tardó en convertirse en una monotonía espiradoramente inspirada. Efectivamente; la realidad me había convertido en diafragma cuando yo claramente tenía aptitudes para ser pulmón. El malvado carcelero, al que yo conocía como Don D. Rodriguez, me había convertido en el verdugo del hipo, en lo mas bajo de la pirámide de poder del aparato respiratorio, en el bufón suizo de la casquería.
Ay! -Pensaba- Si hubiera continuado trabajando en el sistema nervioso, ¡ahora sería cerebro! ¡Hipotálamo como poco! Con una vida estresante y esforzada pero estando al filo de la percepción (que no de la perfección).
Lo cierto es que me hubiera conformado con cualquier trabajo que no fuera de corazón, por que sí, es un trabajo que da gran fama y popularidad pero en el fondo no llena, todo el día bombea va, bombea viene, mucho falso misticismo dándole propiedades románticas que no son suyas, él solo bombea va, bombea viene. Total hace lo mismo que yo, inspira y da, espira y hiere y yo al menos tengo el derecho de bromear y castigar a base de hipazos, licencia que él no tiene.
Al parecer el corazón escuchó mi discurso y disgustado saltó:
-¡Quéjate, tú quéjate todo lo que quieras! ¡PERO NUNCA...! Nunca oirás estas palabras: "Te quiero con todo mi diafragma"
Yo, dolido por sus palabras le respondí con insultos insulsos en forma de esputos, poco propios de un hombre de ciencia 'Patafísica como yo, por lo cual los censuro y los borro de estas memorias.

En fin, con tanto lío decidí convertir lo vivido en pesadilla para despertar de nuevo y zafarme así de tanto jaleo, pues, ya tenia bastante con haberme abstraído de mi mundo como para cambiarlo por otro sucio, correoso y con olor a infección.
Así pues hice las maletas y volví a calzarme las pupilas, llamé al gato muerto que aun no había visto a bien morir y puse pies en polvorosa, la cual por cierto tuve que limpiar, no fuera a ser que se incendiase echando a perder el pálido moreno de mis juanetes.

1 comentario:

Manny dijo...

Así no que así sí

todo es un incendio surrealista
supersurrealismo cotidiano

la genialidad viene de la propia respiración, que es la voluntad de hacer algo.