viernes, 13 de febrero de 2009

Memorias del Ilustre Dr. I. Lustre (IV): De como encontre y perdí a la Atlantida y a mi más querido archienemigo


Había pasado un tiempo considerable viajando dentro de mi casa, haciendo estudios incalculables y cálculos muy estudiados los cuales me llevarían a encontrar la perdida Atlántida, cosa tan rematadamente fácil que no llegaba a entender como nadie antes la había encontrado, pues esta se encontraba en un pequeño barrio belga de no más de tres manzanas de ancho y cuatro plátanos de largo.
La Atlántida en si era bastante aburrida, pero aun así para crearme un ego decidí que debía mostrársela al mundo. Una vez adquirido mi nuevo Ego de diseño, trate de modificarlo para hacerlo a mi gusto de tal manera que pudiéramos convivir en una armonía o en dos, pero como no se dejaba me rendí a la tradición, le puse un nombre nuevo para que pareciera hecho por y para mí e hice como si nada hubiera pasado.
Una vez que la Atlántida estuvo empaquetada por mi nuevo amigo Eliedor Gustaf Orgianello (mi Ego), pusimos rumbo contrario a nuestro destino, como es mi costumbre y empezó la discusión, pues Eliedor estaba convencido de que ir por el camino más largo no nos haría llegar antes, ¡Por Úbu, que contrariedad!
Por fortuna llegado un momento tan solo conocido por los más ilustres gusanos voladores, la Atlántida se perdió quedando cubierta por mi lujoso y nuevo Ego, el inmortal Eliedor, el cual se adaptó facilmente a la fama y el lujo que conllevan estar en un sitio que nadie sabe donde está y el cual la mayoria ni cree de su existencia.
A día de hoy sigo buscando otra Atlántida diferente para dejar que tanto Eliedor, como yo descansemos en paz, pues nos conocemos desde hace poco y ya nos caemos bastante mal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Son escritos por ti?¿Son inspirados de otros escritos? En cualquier caso, me gustan. Mucho.

Un saludo

Jaime.

Tercios dijo...

Sí, son mios.
Me alegro de que te gsuten ^^