jueves, 12 de noviembre de 2009

Memorias del Ilustre Dr. I. Lustre (VIII): Sobre el curso impartido por el Diablo


Recuerdo muy bien una ocasión en la que fui a una charla formativa sobre la paz en el mundo, tampoco iba muy animado pues sabia que había una mínima trampa de por medio, pues la forma que tenían de impulsar la paz no era a base de hechos, más bien era a base de talonario, pero fui igual, por que la paz es la paz, pensé, ya sea gratuita o barata, pero no sabia hasta que punto estaba equivocado.
Llegue extraña y excesivamente puntual, lo que me permitió fingir que leía un periódico caducado mientras estudiaba al resto de entes que venían (o eso creía) con el mismo fin que yo, otra vez estaría equivocado, pues ya empecé a apreciar que a pesar de todas las diferencias evidentes (tono del blanco de los ojos, cantidad de dientes o cabello, longitud de uñas, etc) todos eran producto de la misma multinacional, quizás diferente fabrica, pero misma marca, eso seguro, pues se podía percibir el aumento de todos sus sentidos cuando se hablaba de papeles ilustrados con caras de vendedores de palabras de diseño.
Al fin llegó el ansiado momento de entrar en la santa iglesia del dolar y tras una intensa espera en la que me crecieron las puntas de los dedos apareció Él, tan elegante y apuesto como estafador en una proporción facilmente calculable en una ecuación sencilla que aun no he sabido resolver, no tuve duda alguna Él era el Diablo.
Entro bromeando, vestido con un traje elegante y con una corbata roja reluciente, su paso era firme y activo, se movía tanto que llegué a pensar que venia de introducir su cabeza en un saco lleno de drogas sintéticas, pero no, parecía natural, extrañamente natural. Empezó presentándose diciendo que había venido de algún lugar lejano entre Argentina y el Infierno, pero que había acabado en nuestro lustroso país con un objetivo claro, secuestrar billetes, y nosotros, afortunados aprendices y futuros millonarios estábamos en el lugar correcto para recibir la revelación.
Tras una breve charla de aproximadamente 2 meses en la que nos había ilustrado de forma sencilla el organigrama de esa sección del infierno a la que acabábamos de acceder, recordé algo que no sabia como había podido olvidar, en este cursillo formativo sobre la paz aun no se había hablado de Paz, de hecho ni se había nombrado su nombre. Yo en mi afán corrector quise recriminárselo en las muchas oportunidades que me brindo el diablo, pero el científico que hay en mi decidió que ese tiempo perdido podría reaprovecharlo en un estudio in situ del infierno y sus costumbres de captación, por lo que callé y aguanté, tomando buena nota, para estas mis memorias, en las que por primera vez haré una moraleja.
No le des a nadie tu cerebro y menos a cambio de un puñado de papelitos de colores con caras de vendedores de palabras.
He dicho.

2 comentarios:

Manny dijo...

Oye serg!¿sabes? eres un poeta romantico cojonudo, me encantan algunos poemas. de verdad, una maravilla.
y joder, esto lo escribiste tu? la última entrada, digo.

Tercios dijo...

Jejeje Gracias tio, como me subes la moral. Los relatos estos son mis relatos `patafisicos xD xD xD una forma de hablar de las cosas interesantes que me pasan.
Gracias man!!