miércoles, 21 de enero de 2009

Memorias del Ilustre Dr. I. Lustre (III): De vuelta al Pais del Ensueño


Hacía como tres lustros que no iba al País del Ensueño debido a un sobrecalentamiento del motor central, pero un inesperado día el calor huyó despavorido por razones de escasa incumbencia con lo que no pude evitar estirar los músculos de mis mejillas en una expresión antaño típica mientras ponía rumbo al País de mi infancia.
Una vez allí me sorprendió lo poco que había cambiado todo, desde su efímera capa de realismo y su cielo de franjas negras y blancas, hasta su escasez de superpoblación, lo cual provocaba que me resultara extrañamente diferente. Desde un principio recorrí las zonas por las que nunca había estado intentando recordar aquello que nunca había vivido y en ciertas ocasiones logre pequeños recuerdos los cuales, sin dudar, modifique al gusto de alguien a quien aun no debía de conocer.
Una vez satisfecho fui a mi antiguo barrio y el resultado fue inversamente idéntico, todo era diferente pero me resultaba tristemente familiar, tras inspeccionar un buen rato, la tensión absurdamente lógica de mi cara decayó en un abismo de escasa profundidad pero de igual proporción que el estado anterior.
La desfachatez del pesimismo era tal que me subió el animo, lo que me llevo a alquilar una enorme estancia de apariencia encuadernada la cual semana sí semana no pintaría con brocha fina hasta llegar a una conclusión elocuente a la que esperaba no llegar en absoluto.

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