jueves, 20 de noviembre de 2008

¡QUE GRAN LIBRO!


(...)-Pues vete en paz, hijo mío -dijo Garrow, y lo besó en la frente. Entonces se volvió y dijo en voz más alta-: No creas que me olvido de ti, Eragon. Las palabras que voy a pronunciar son para los dos, porque ahora que vais a salir al mundo ha llegado la hora de decirlas. Hacedles caso y os serán útiles. -Los miró con severidad-. En primer lugar, no dejéis que nadie gobierne vuestra mente ni vuestro cuerpo y emplead especial atención para no poner límites a vuestras ideas por que se puede ser un hombre libre a pesar de sufrir ataduras más fuertes que las de un esclavo. Escuchad a los hombres, pero no os entreguéis a ellos en cuerpo y alma. Sed respetuosos con los que ostentan el poder, pero no los sigáis ciegamente. Juzgad con lógica y con razón, pero no hagais comentarios.
>>No consideréis a nadie superior a vosotros, al margen del rango o de la posición que ocupen en la vida. Tratad a todos con justicia, porque si no intentarán vengarse de vosotros. Cuidad vuestro dinero. Aferraos con fuerza a vuestras creencias, y los demás os escucharán -y añadió más despacio-: en cuanto a las cuestiones del amor... mi único consejo es que seáis sinceros, pues es el arma más poderosa para abrir el corazón o ganar el perdón. Es todo lo que tengo que decir. -Garrow parecía un poco cohibido por el discurso. A continuación le tendió a Roran su petate.- Ahora debes irte. Está a punto de amanecer, y (...)


Eragon,
Capitulo IX (Forasteros en Carvahall)
Saga "El Legado" de Christopher Paolini

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